Una parte corre, la otra se detiene, soy mil partes.
La cabeza acá, el cuerpo allá y la música da ganas de bailar y soltar, salpicar las mil partes y volver a ser una.
El sol da ganas de estar en la playa, viajar, sueños, el viaje lejano, el viaje cercano. Viajar.
La tibieza de la primavera incipiente que adelanta su llegada da ganas de libertad, total. Libertad de un viaje.
La limpieza, el baile, barrer, la edición, escribir, trabajar, la ropa, pasar el trapo de piso, colgar a secar, vaciar, tirar, cocinar, que comer, donde ir entonces los pensamientos crecen velozmente, aterciopelados, tupidos y quedo detenida floreciendo en la esterilidad de la intención y las ideas.
La primavera ya llego y el verano también en mi cabeza inquieta y enredada pero un momento aún es invierno y quisiera podar antes de que las flores sigan creciendo desordenadas, aunque siempre quiero flores. Un poco podar pero voy y vengo, un poco crecer pero voy y vengo y empapada de mente voy y vengo y se hace la hora de irme y ya no puedo ir y venir en mi poda, en mi cosecha, en mi ser.