Me levanto con calma y avanzo en definir reuniones y cuestiones para proyectos y trabajos. Me gusta trabajar desde casa, es un día de sol y estoy segura que pronto irán surgiendo y apareciendo propuestas.
Quedé en compartir un almuerzo con mi amigo el Negro. Me llama, me busca y me invita a un lugar hermoso y comemos delicioso. Una cuota de vida "bacana". Soy feliz ahí con mi amigo conversando. Necesita una masajista, le retruco que en lugar de masajes vea a Flor.
Me queda de paso así que hago una obra de bien y visito de sorpresa a mi mamá, y lo mejor es que veo a mi pequeña sobrina Delfi y jugamos juntas, me abraza tanto. La adoro y vuelvo a ser feliz. Es tarde pero no quiero perderme mi clase de Yoga, mamá me presta ropa, voy a mi clase de yoga de lunes.
Iupi! La invertida Shirshasana sigue evolucionando, me energiza, me da confianza. Me hace feliz explorarla y conquistarla.
Al llegar a casa mi entrañable primita me piden el teléfono de mi amiga que hace reflexología. Ni masaje ni reflexología, lo que mis geminianos ángeles de la guarda están necesitando es Shiatsu. Termino enviando a Prima, Negro y Flor un mail para que se conecten. Egoísta, hermosa y feliz la sensación de reciprocidad de ayuda. Los tres me ayudaron y mimaron desinteresados en distintos momentos cruciales de mi vida. Y lo siguen haciendo. Y seguirán.
Al fin del día me confirman que estoy invitada a la Jornada que quería de "Cultura, Juventud e Inclusión Social" y que aceptan mi propuesta de realizar un audiovisual colectivo. Y una vez más en el día me siento feliz.
Y si la felicidad son esos destellos que ocurren al estar conectados con el presente. Y que encienden sonrisa, estallan ánimo, disparan inspiración y me vuelven inquieta, movediza, creativa, alegre y al fin comienzo de a poco a brillar y a creer...
Destellos de conexión con el presente, me encantó eso. Quiero seguir leyendo como siguió todo.
ResponderEliminarClaro que sí, continuará...
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